Reseña de: Fragile Line- Brooklyn Skye

Géneros: young adult, misterio, salud mental
Páginas: 222

Puede pasar en un latido.
Un minuto, está besando a su novio, y al siguiente está perdida en el bosque. Ellie Cox, de dieciséis años, está quedándose sin tiempo. Comenzó con algo pequeño... como olvidar conducir a casa o una conversación con un amigo. Pero sus pérdidas de memoria están empeorando, haciendo más difícil hacerlo pasar como despiste. Cuando Ellie desaparece por tres días y despierta en el apartamento de un tipo misterioso, uno que definitivamente no es su novio, su vida comienza a salirse de control.
Al borde de la locura y con horribles recuerdos de su infancia saliendo a la luz, Ellie lucha por unir las pedazos de lo que ha olvidado, comenzando con el nombre que la persigue; Gwen.

Con esa increíble sinopsis no era de esperar que tarde o temprano leyera este libro. Después de postergar esta lectura por muchísimos meses, me entraron las ganas masoquistas de torturarme con un misterio que tuviese la apariencia de hacerme pedazos el corazón.  

Este me pareció una gran opción. Con esa portada y esa sinopsis el libro tiene una pinta bastante oscura. Y lo es, realmente lo es. También me ha sorprendido bastante, de un modo positivo, y puedo adelantarles que la historia me ha gustado mucho. 

Me siento como si estuviera en un cuerpo que no es mío. Mirando piel que ha pasado por más que yo. Como un traje. Me hundo contra la pared fría, deseando poder escapar de esta piel y sólo ser yo.
Ellie Cox.

Es la primera vez que veo en Goodreads la etiqueta de "salud mental" como un género literario. Esa ha sido una de las primeras cosas que me ha intrigado de este libro, conjuntamente con esa extraña sinopsis. 

Por ello, cuando empecé a leer la historia y me encontré con un romance juvenil con una protagonista increíblemente celosa, me pregunté si no estaría leyendo un libro diferente. Los primeros capítulos me desinflaron rápidamente las ganas de continuar con la lectura, porque allí estaba yo, buscando un misterio y encontrando el dilema de los celos con la mejor amiga del novio. 

Hasta que, de pronto, la historia se fue tornando más y más confusa, oscura y adictiva. 

Pasé rápidamente de mi desilusión a una expresión de: ¿qué demonios está pasando aquí? Simplemente así, no pude soltar este libro, por lo menos no hasta que el plot se hizo evidente. Y aún así, la historia no perdió su magia. 

O su oscuridad, mejor dicho. 

Ellie Cox tiene un grave problema: no puede recordar trozos de su vida. Y no solo de su pasado, porque aunque Ellie no recuerda absolutamente nada desde antes de sus seis años de edad, su pérdida de memoria no se limita a su infancia, sino que se extiende al presente. Minutos, horas, días… Ellie pierde completamente la noción de sí misma, y cuando vuelve en sí no tiene idea de qué ha pasado. 

¿Por qué está conduciendo y hacia dónde se dirige? ¿Por qué le dicen que actúa completamente extraño cuando no puede recordar sus palabras o acciones? 

Unos pocos minutos, unas pocas horas, ahora unos pocos días… ¿Estos lapsos de tiempo que faltan van a seguir haciéndose más y más largos? ¿Se convertirán en semanas, luego en meses, luego en años, hasta que, un día, no despertaré en lo absoluto?

Si bien es evidente que algo extraño está pasando, Ellie no recurre a nadie por ayuda. Es una chica joven, completamente aterrada, para quien es más fácil fingir que sus únicos problemas giran en torno a su novio y la arrogante mejor amiga de su novio que activa todos sus celos. 

Aquí haré una pequeña observación: Ellie puede ser realmente frustrante. Y no es que la podamos culpar, la chica está aterrada, piensa que se está volviendo loca, tiene miedo de pedir ayuda y, encima, es muy joven e inmadura. Creo que dentro de lo que cabe, ha hecho lo mejor que ha podido. 

Pero eso no quita que sea increíblemente frustrante a veces. Quiero decir, chicos, si están pasando por una situación peligrosa que obviamente los supera, no se crean Superwoman ni Superman y recurran por ayuda. La mayoría de los problemas no se resuelven ignorándolos como si no existieran, seguirán allí hasta hacerles frente. Este es el error de Ellie, esperar la intervención divina y tragarse sus miedos. Se pone a pensar en las consecuencias que tendría pedir ayuda, en lugar de analizar los resultados de no pedirla (que obviamente son muchísimo más graves), y simplemente así barre todo bajo una alfombra. 

Manos, fuego, un cuchillo, sangre. Manos, fuego, un cuchillo, sangre.
Yazco en mi cama, bajo la luz de la luna, los ojos abiertos de par en par en busca de las manos, el fuego, el cuchillo, la sangre. Están viniendo a por mí.

Más aterrador aún que las pérdidas de memoria es el pasado de Ellie que parece estar acechándola. Ese pasado que no recuerda, de una vida muy lejana antes de que fuese adoptada. Buscar la verdad parece la única solución para ella, pero algo en lo profundo la detiene porque… ¿y si la verdad es peor?

En cierto punto, este libro sí cumplió con su objetivo: me destrozó en pedacitos el corazón. Es muy cortito y sí me ha frustrado un poquito, pero me ha gustado. Me ha removido el corazón y eso es lo que siempre busco en cualquier lectura. 

La vida de Ellie se describe en una sola palabra: desgarradora. Este libro en sí es desgarrador. Por muy ingenua, exasperante o inmadura que sea Ellie, no puedo restarle el mérito que merece. Es una guerrera. 

Llega un momento en el que el plot de la historia es más que obvio, y creo que eso solo hace todo más sorprendente. Me ha gustado mucho cómo la autora ha manejado la trama, los rasgos de Ellie, todo lo que abarca su personaje.

Ya en cuento a los personajes secundarios sí me los he encontrado un poquito débiles. Aquí está de nuevo esa mejor amiga de toda historia que realmente no tiene ni mucha participación, ni mucha importancia. El novio de Ellie me ha dado igual en prácticamente todo el libro, aunque sí admito que al final se ha ganado mis respetos. Pero no sé, se supone que es el principal interés amoroso de Ellie y al final me pareció que los diálogos más interesantes los tenía con otro personaje llamado Griffin. 

Gwen, por su parte, es de los personajes más interesantes de la historia. Esa chica enojada, asustada, temeraria… y tan, tan desesperanzada. 

La vida es tan cruel a veces, tal horriblemente cruel, que duele. 

He probado la marihuana, pastillas, incluso ácido, y de lo que me he dado cuenta es de esto: no puede ser callado. Muerto o no, siempre me encontrará, perseguirá, y debilitará. Luchar contra ello es mi única opción.

No sé a quién le recomendaría este tipo de historias, tal vez a aquellos que, como yo, a veces necesitan una dosis de realidad y salir un poco de la zona de confort. Sufrir un poquito, pero terminar el libro con una sonrisita llena de esperanzas. 

Creo que ya lo sé, sé a quiénes les recomendaría Fragile Line.

Para los amantes de lo agridulce. 

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