Reseña de: Just Imagine- Susan Elizabeth Phillips

Géneros: romance, romance histórico, new adult
Páginas: 384

La guerra de Secesión podía haber terminado para el resto del país, pero no para Kit Weston. Disfrazada de muchacho, viaja a Nueva York para matar a Baron Cain, el hombre que se interpone entre ella y Risen Glory, su querido hogar en Carolina del Sur.
Pero lo que ella no sabe es que el héroe de guerra yanqui no solo es su acérrimo enemigo, sino también su tutor. Y también que es mucho más difícil de matar de lo que ella creía. Dos personas tan apasionadas como tenaces... Dos adversarios tozudos pero de alma tierna... A veces, las batallas del corazón solo pueden ganarse con la más dulce de las rendiciones.

Creo que en mi vida solo he leído dos romances históricos, siendo este uno de ellos. Me ha hecho preguntarme por qué no he leído más. 

Los libros de Susan nunca me han decepcionado. He leído como seis de sus novelas y todas me han gustado. Sus libros están llenos de romance apasionado y mucho humor. Just Imagine continúa con ese legado.

La historia se ambienta en los finales de La Guerra de Secesión en los Estados Unidos, donde el Norte y el Sur luchan por diversos motivos pero, en el libro, la lucha se centra principalmente en dos razones trascendentes: la esclavitud y el poder. Esta guerra deja una profunda brecha de enemistad entre los norteños y sureños, puesto que unos eran apologetas de la necesidad de prohibir la esclavitud en el Sur, mientras que los otros alegaban por su libertad para tomar decisiones sin interferencias.

La guerra pudo llegar a un final con el fracaso de los sureños y la libertad de los negros esclavos, pero el odio solo se agrandó más entre los habitantes del norte y del sur. 

Kit, sureña y con 18 años de edad, es un perfecto ejemplo de ello. Su odio y prejuicio por los "malditos yanquis" del norte es tan potente como una bomba nuclear. Pues, ella ha sabido perderlo todo por culpa del Norte: su familia, su pueblo y lo único que la ha hecho feliz en la vida, su hogar en Risen Glory, la tierra que ahora está en manos de un soldado norteño llamado Caín

Cegada por los factores sociales discriminatorios derivados de la guerra, Kit se arma, literalmente, con la pistola de su padre, con la misión de vengarse y recuperar su tierra. Vestida como chico y con unos modales cuestionables, nuestra protagonista decide matar a Caín. 

Es hora de hablarles un poquito de esta chica. 

"Maldijo mientras se envolvía la toalla empapada alrededor de su cuerpo, y gritaba hacía la puerta abierta.
—¡Escúchame yanqui! Necesito que me alcances una toalla seca, pero ya puedes cerrar los ojos, o te juro que te mataré esta noche mientras duermes, te cortaré en trocitos y me comeré tu hígado para desayunar. 
—Me encanta saber que el agua y el jabón no han estropeado ese carácter tuyo tan dulce".

Como no podía ser de otra forma conociendo a Susan, la protagonista que ha creado en esta historia es simplemente única. Es valiente, temeraria, divertida, perseverante y fuerte. También es muy terca, impulsiva, inmadura, prejuiciosa y violenta. 

No le importa lo que la gente diga de ella, que la excluyan socialmente por ser demasiado mal hablada, mal vestida, poca femenina o "marimacho". No le afecta vivir retando a una sociedad que le impone reglas distintas a la de los hombres, al contrario, se desvive por esos retos y da lo mejor de sí para dejar una impresión en el mundo, buena o mala. Es apasionada, es arriesgada y lo más hermoso, ella es libre.

Si el personaje de Kit fuese trasladado a nuestra época y no estuviésemos hablando de finales del 1865, tal vez no fuese tan única. Tal vez rodáramos los ojos y diríamos "no es como todas las demás, quiere ser única y diferente, llamar la atención". Eso, porque ya no hay un patrón, ya las mujeres no tenemos que ser de una determinada forma. En nuestra época podemos ser lo que queramos y punto. ¿Esposas? ¿Amantes del rosado? ¿Empresarias? ¿Amantes del color negro? ¡Ya no importa! Nosotras elegimos, así que una mujer que sepa de autos y se vista de una determinada manera no es la excepción al resto. No en todo el mundo, al menos, es cierto que aún queda mucho trabajo en muchos lugares. 

Por esta salvedad es que tenemos que recordar la época en la que se desarrolla este libro: una en donde las mujeres eran adornos de sus esposos y del hogar, en donde las leyes las trataban como propiedad, en donde el machismo era la regla y el respeto a las mujeres la excepción, en donde existía una conducta socialmente aceptable para las mujeres, en donde las escuelas les enseñaban a cómo ser esposas perfectas y donde, literalmente, las mujeres eran vendidas en matrimonio.

"La hermosa Lilith Shelton adornaría la mesa de cualquier hombre. Y su padre estableció una dote de diez mil dólares por ella.
Margaret Stockton tenía los dientes torcidos, pero llevaría ocho mil dólares a su cama de matrimonio, y cantaba bien, una bella cualidad en una esposa.
Elsbeth Woodward valía cinco mil a lo sumo, pero tenía una naturaleza dulce y era más que agradable de mirar, la clase de esposa que no daría problemas a un hombre. Era una clara favorita.
Fanny Jennings estaba fuera de la competición. El chico más joven de los Vandervelt ya había hablado con su padre. Una pena, ya que valía dieciocho mil".

En esta retorcida realidad de nuestro pasado, Kit se salía del molde. Por ende, Kit es única. No es una protagonista que quiere llamar la atención siendo distinta, es una mujer que quiere tener los mismos derechos que los hombres, que quiere ser libre, que sabe que merece ser quien quiera ser y no lo que se le imponga.

Me encanta como en una parte del libro la autora trata de explicar que Kit odia que la comparen con las chicas, pero que también detesta que la confundan con un chico por su apariencia. Esto evidencia que ella no quiere ser un hombre, sino una mujer con las mismas posibilidades y respeto que tenían por aquel entonces solo los hombres. 

"—[…] desabróchate la camisa y ven aquí para que pueda echar un vistazo a mi nueva propiedad.
 —No soy de tu propiedad […].
 —Eso no es lo que dice la ley, […]. Las mujeres pertenecen a sus maridos.
—Sigue pensando eso si te hace feliz. Pero yo sólo me pertenezco a mí misma".

Como podrán imaginar, una chica que para solucionar sus problemas decida cometer un asesinato no puede ser perfecta. Kit ciertamente no lo es. Sin embargo, en ningún momento, a pesar de sus metidas de pata, dejé de admirar su fuego, su lucha y su capacidad para darse a respetar por todo el mundo. 

Cuando nuestra inigualable protagonista descubre que su futura víctima es también su tutor legal, el odio solo crece. Sin embargo, el más enojado es el norteño Caín, quién tiene a su cargo a una mujer que parece un niño de 15 años, que lo quiere matar, y que encima no tiene una mínima noción de qué son los modales. 

En Caín también he vislumbrado defectos y virtudes. Este hombre tiene un sentido de la defensa de los derechos humanos hermoso, y ese es el motivo por el que lucha en la guerra para abolir la esclavitud en el Sur. Es amoroso cuando quiere serlo, es tan apasionado como Kit, es bastante inteligente, trabajador, sexy y divertido. 

Sin embargo, cuando se trata de Kit no puede evitar ser un poco machista. Esto, claro, es comprensible por el mismo factor de la época. De hecho, para el ambiente en el que está narrada la historia Caín es bastante progresista y respetuoso. Pero el hecho de que Kit lo saca de sus casillas lo llena de resentimiento y necesidad de venganza, y es por esto llega un punto en el que su única arma de defensa contra esta imponente mujer es la humillación y represión. 

De hecho, él mismo admite en una parte del libro que muchas de sus actitudes han sido producto de su necesidad de revancha, de sentimientos que no entiende y no en sí de que sea un machista. Pero aún así, no me han gustado esas actitudes, pues de verdad que me dan mucha impotencia y tristeza. Es inmaduro y tonto alardear de lo que otro carece, intimidar y despojar al otro de su libertad. 

Ya me entenderán si leen el libro. 

De todos modos, no es como si pudiese culpar solo a Caín de sus malas acciones. Ambos son un desastre andante. Con el paso del tiempo aparecen sentimientos más apasionados entre ellos, innegables y fuertes. Pero eso solo agrava el campo de batalla en el que se trasforman sus vidas cuando están juntos. 

"—Quiero decir que tú no das nada. Eres como mi madre. Tomas todo de un hombre, hasta que le has sacado la sangre dejándolo seco. […].
—[…] Simplemente no puedes aceptar el hecho que no dejaré que me domines.
—Nunca quise dominarte —dijo en voz baja—. Tampoco quise poseerte, no importa cuántas veces lo dijera. […]. Nunca quise que te arrastraras ante de mi, Kit. Pero, maldito sea, yo tampoco me arrastraré ante ti".

Creo que esa frase define perfectamente lo que hacía falta entre ellos: comunicación e igualdad. Nunca, ni siquiera en la actualidad, se ha tratado de cuál sexo es superior al otro, sino de un equipo en igualdad de condiciones. 

Me ha encantado este libro. 

La única razón por la que no he colocado Just Imagine en mis recomendaciones mensuales ha sido por los temas tan polémicos que trata sobre los prejuicios, el racismo, la esclavitud y el machismo. Se que hay personas muy susceptibles que tal vez no sepan valorar este tipo de historia sin incurrir en lo radical. Pero se los juro, este es un libro que ofrece mucho más que una simple trama, mucho más que un simple romance. 

Susan E. P. tiene una forma de contar historias que es impresionante. Nunca te aburres, nunca se acaban las sorpresas, nunca te esperas que la historia evolucione tanto como al final lo hace. 

Con el pasar de las páginas, Kit debe aprender cómo recuperar Risen Glory, su única porción de felicidad, pero su odioso tutor es tan terco como ella. Separados, ambos son radioactivos, juntos, son explosivos. 

Esta historia es dinamita. 

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